martes, 17 de febrero de 2015

¡A brindar por el aguante!

Quedan 20 semanas para el día D. Que otra vez no sabría decir si es poco o mucho tiempo. Lo que está claro es que es un tiempo que tengo que aprovechar al máximo si quiero que dentro de unos meses tenga otro día D. Es lo que tiene un examen de este tipo, que me juego mucho. Tranquilidad, estabilidad o incluso seguir cerrando capítulos y dando portazos a problemas. 

Y en esas 20 semanas todavía tengo que terminar de hacer el trabajo que tengo actualmente en la Universidad, que pasen la Feria y la Semana Santa... y que llegue uno de los fines de semana más esperados de los últimos tiempos. Dos días de música con muchos de mis grupos favoritos, donde las ganas de saltar, bailar y darlo todo casi al final de este periodo de estudio intensivo compensarán todos los esfuerzos (incluso la decepción si no me dejan escaparme aunque sea 5 minutos a ver a mis vecinos el día de su boda). 

20 semanas que se caracterizarán por altibajos en el ánimo y por periodos de angustia y desesperación. Y entonces, y con la vista puesta en su concierto, Residente y Visitante "Calle 13" iluminarán mi camino con mi banda sonora favorita "El Aguante!". Que ganitas de verlos en directo y bien cerquita!!!

Por lo que aguanto, por lo que he aguantado hasta aquí, y por lo que me queda por aguantar. También si las cosas van mal, por que si no es en esta ocasión, será en la próxima... pero será.




Nacimos para aguantar lo que el cuerpo sostiene 
aguantamos lo que vino y aguantamos lo que viene
Aguantamos aunque tengamos los segundos contados, 
nuestro cuerpo aguanta hasta quince minutos ahorcado. 
Aguantamos latigazos, que nos corten los dos brazos, 
fracturas en cualquier hueso, tres semanas con un yeso. 

Aguantamos todo el tiempo las ganas de ir al baño 
pa' ver el Cometa Halley hay que aguantar setenta años. 
Aguantamos la escuela, la facultad, el instituto; 
a la hora de cenar, nos aguantamos los eructos. 
El pueblo de Burundi sigue aguantando la hambruna, 
aguantamos tres días para llegar a la Luna 

aguantamos el frío del Ártico, el calor del Trópico 
aguantamos con anticuerpos los virus microscópicos 
aguantamos las tormentas, los huracanes, el mal clima 
aguantamos Nagasaky, aguantamos Hiroshima... 
aunque no queramos, aguantamos nuevas leyes 
aguantamos hoy por hoy que todavía existan reyes 
castigamos al humilde y aguantamos al cruel 
aguantamos ser esclavos por nuestro color de piel 
aguantamos el capitalismo, el comunismo, el socialismo, el feudalismo 
aguantamos hasta el pendejismo 
aguantamos al culpable cuando se hace el inocente 
aguantamos cada año a nuestro puto presidente 

por lo que fue y por lo que pudo ser 
por lo que hay, por lo que puede faltar 
por lo que venga y por este instante 
a brindar por el aguante! 

por lo que fue y por lo que pudo ser 
por lo que hay, por lo que puede faltar 
por lo que venga y por este instante 
levanta el vaso y a brindar por el aguante! 
¡A brindar por el aguante! 

Aguantamos cualquier tipo de dolor aunque nos duela 
aguantamos Pinochet, aguantamos a Videla, 
a Franco, Mao, Ríos Montt, Mugabe, 
Hitler, Idi Amin, Stalin, Bush, Truman, Ariel Sharón y Hussein 
aguantamos más de veinte campos de concentración 
cuando nadas bajo el agua, aguantas la respiración; 
pa' construir una pared, aguantamos los ladrillos 
el que no fuma se aguanta el olor a cigarrillo. 
Aguantamos que Monsanto infecte nuestra comida 
aguantamos el agente naranja y los pesticidas 

Cuando navegamos aguantamos el mareo 
aguantamos el salario mínimo y el desempleo 
aguantamos las Malvinas y la invasión británica en la ciudad de Pompeya 
aguantamos lava volcánica y dentro de la lógica 
de nuestra humanidad, nos creemos la mentira de que nadie aguanta la verdad 

por lo que fue y por lo que pudo ser 
por lo que hay, por lo que puede faltar 
por lo que venga y por este instante 
levanta el vaso y a brindar por el aguante! 
¡A brindar por el aguante! 

Aguantamos al ateo, al mormón, al cristiano, al budista, al judío, 
aguantamos al pagano,
aguantamos el que vende balas y el que la dispara 
aguantamos la muerte de Lennon, la de Víctor Jara 
aguantamos muchas guerras, la de Vietnam, la Guerra Fría 
la Guerra de los Cien Años, la Guerra de los Seis Días 

¡que aguanten la revancha, venimos al desquite 
hoy nuestro hígado aguanta lo que la barra invite! 

por lo que fue y por lo que pudo ser 
por lo que hay, por lo que puede faltar 
por lo que venga y por este instante 
a brindar por el aguante! 

por lo que fue y por lo que pudo ser 
por lo que hay, por lo que puede faltar 
por lo que venga y por este instante 
levanta el vaso y a brindar por el aguante! 
¡A brindar por el aguante!

miércoles, 11 de febrero de 2015

Aprendiendo a caminar

En ocasiones para ver dónde estás o qué has conseguido solo hay que parar y calibrar todo lo que has avanzado desde la última vez que miraste el camino. No viene mucho a cuento ahora hurgar más atrás de lo indispensable, pero es necesario cuando eso te ayuda a valorar lo que se va consiguiendo. 

Ahora puedo decir que estoy aprendiendo a caminar. Hace mucho mucho tiempo se me rompieron las piernas. Pensaba que con esfuerzo y voluntad había terminado una rehabilitación correcta y caminaba por la vida segura de mis pasos. Pero me equivoqué. Nunca conseguí caminar por mí misma, solo aprendí a hacerlo subida a unas muletas. Y me di cuenta precisamente hace bien poquito, cuando me las quitaron bruscamente. Entonces comprendí que nunca fui independiente, que no caminaba a mi ritmo, sino al que me marcaban las muletas. Que ese objeto era mi salvación, pero también mi perdición. Y sin ellas no tenía muchas opciones, más allá de quedarme sentada en el suelo, quizá donde más abajo había estado en toda mi vida. 

Pero me convencieron que merecía la pena levantarse. Lo malo es que no sabía como hacerlo. Lo más fácil era volver a buscar otras muletas y continuar. Pero comprendí que entonces seguiría con las piernas rotas para siempre. Así que hizo falta que los médicos operaran mis piernas, meses de tratamiento y reposo. Parar. Y sanar. Y no fue para nada una decisión fácil. 

Por eso ahora me paro, miro hacia atrás y me doy cuenta que camino sola, sin necesidad de apoyarme en nada. Hago cosas impensables hace tan solo un año. Imposibles. Y las hago yo, a mi ritmo, venciendo mis miedos cuando los tengo. Pero sin pararme. 

Queda mucho camino por delante. Y es lógico saber que cuando me caiga (que fijo que me vuelvo a caer) tengo quien me ayude a levantar, porque ir en solitario en este camino no tiene mucho sentido. Es bueno ir acompañado, pero teniendo la seguridad de que tu pasos son solo tuyos.

Todo esto ha llegado hoy a mi cabeza mientras conducía de vuelta a casa, orgullosa de haber dado otro paso más, segura de mi camino y disfrutando de momentos como este.