lunes, 22 de agosto de 2016

Cuando vuelve la ansiedad

Nunca pensé que echaría tanto de menos a mi psicóloga y al psiquiatra como en los últimos meses. Y no es porque me suceda nada importante a mi, sino porque cada vez me veo más y más desbordada con las cosas que ocurren a mi alrededor. 

Hace muchos años me di cuenta que pasaba algo realmente curioso en mi vida: cuando yo tenía un problema o pasaba por un bache (entonces se reducía todo a simples temas económicos de poca importancia) había alguien a mi lado a quien las cosas le iban bien, y de quien podía tirar para que me echara una mano. Por el contrario, cuando yo tenía una buena racha y podía sonreír por cosas buenas que me estuvieran pasando, esa misma persona solía tener un bache en la suya. Y ahí estaba yo para echar una mano si era necesario.

Y así fueron pasando los años... como en un sube y baja donde esa persona y yo nunca pudimos compartir la alegría de tener a la vez un trabajo (o al menos no uno bien remunerado), de tener golpes de suerte o de desgracia simultáneos donde llorar juntos, sino que se han ido solapando unas fases a otras... cuánto tú vas, yo vengo. Cuando yo lloro, tú ríes, y al revés. 

Hemos crecido y con ello ha aumentado la importancia de nuestras acciones en la vida. Solo coincidimos en tener problemas económicos los dos, pero, aunque serios, más o menos como medio país y afortunadamente podemos ampararnos en alguien siempre. 

Aunque en la parte emocional, cuando peor lo pasé yo hace dos años, curiosamente fue el mejor año de su vida. La peor noticia para mi dio paso en unos meses a la mejor de las noticias para él. La pérdida de una persona importante en mi vida casi se dio la mano con la llegada de la más importante de la suya. 

Y desde hace unos meses esta montaña rusa ha vuelto a darse la vuelta. Mi 2016 está siendo un año de ilusión y de esperanza, mientras que el suyo es casi una pesadilla. Y me siento mal, muy mal. No porque no pueda vivir mi alegría con toda la ilusión que debería tener, sino porque le volvería a dar la vuelta a esto 1000 veces. 

Mi madre dice que son tontadas mías... pero a veces siento que tenga una maldición que no me va a permitir ser feliz al 100% nunca. Me siento culpable de que me pasen cosas buenas, por si mi felicidad le transmitiera infelicidad. Y como no puedo controlar su forma de actuar, de ser, de pensar... casi preferiría que lo malo me ocurriera a mi para tener bajo control las herramientas para enfrentarme. Y entonces vuelve la ansiedad, las ganas de llorar y de patalear. Y me enfado con el mundo.

Porque yo solo quiero que por una vez en la vida, la felicidad nos acompañe a los dos a la vez. Por nosotros, por mi, por él, por los que nos rodean, por no tener a todo el mundo preocupados siempre por uno de los dos... 

Y como ya no tengo mis ratitos de terapia para desahogarme de todo esto... paso las noches en blanco intentando solucionar lo que está fuera de mi alcance. 

El sábado vi una estrella fugaz desde la ventana de mi piso. Como a toda estrella fugaz, no me dio tiempo a pedirle un deseo a tiempo... pero ojalá tenga en cuenta lo que pasó por mi cabeza nada más se marchó. Se lo agradecería tanto...

lunes, 20 de junio de 2016

Justo a tiempo

Casi siempre es tarde cuando comprendes
que era a ti a quien debías quererte.
Y, sin embargo, siempre que lo haces
ese amor llega justo a tiempo. 


Marwan - Todos mis futuros son contigo. 

miércoles, 25 de mayo de 2016

El Amor y la Locura


Cuentan que una vez se reunieron en un lugar de la tierra todos los sentimientos de los hombres.

Cuando el ABURRIMIENTO había bostezado por 3ª vez,
la LOCURA, como siempre tan loca, les propuso:
— ¿Jugamos al escondite?

La INTRIGA levantó la ceja intrigada y...
La CURIOSIDAD, sin poder contenerse preguntó:
—¿Al escondite? ¿Y cómo es eso?


— Es un juego — explicó la LOCURA —, un juego en el que yo me tapo la cara y comienzo a contar desde uno hasta un millón mientras ustedes se esconden y cuando yo haya terminado de contar, el primero de ustedes que encuentre, ocupara mi lugar para continuar el juego.

El ENTUSIASMO bailó secundado por la EUFORIA.

La ALEGRÍA dio tantos saltos que terminó por convencer a la DUDA, e incluso a la APATÍA, a la que nunca le interesaba nada.

Pero no todos quisieron participar:
La VERDAD prefirió no esconderse. ¿Para que? si al final siempre la hallaban.

La SOBERBIA opinó que era un juego muy tonto (pero al final, lo que la molestaba era que la idea no fuese de ella) y...

La COBARDÍA prefirió no arriesgarse...

— Uno, dos, tres... — Comenzó a contar la LOCURA.

La primera en esconderse fue la PEREZA, que como siempre se dejo caer tras la primera piedra que encontró en el camino.

La FÉ subió al cielo.

La ENVIDIA se escondió tras la sombras del TRIUNFO, que con su propio esfuerzo consiguió subir a la copa del árbol más alto.

La GENEROSIDAD casi no consiguió esconderse, cada sitio que hallaba le parecía apropiado para alguno de sus amigos:
...que si un lago cristalino, ideal para la BELLEZA;
...que si la sombra de un árbol, perfecta para la TIMIDEZ;
...que si el vuelo de una mariposa, lo mejor para la VOLUPTUOSIDAD;
... que si una ráfaga de viento, magnífica para la LIBERTAD.
Así termino por ocultarse en un rayo de sol.

El EGOÍSMO, en cambio, encontró un sitio muy bueno desde el principio, ventilado, cómodo..., pero, eso sí, solo para él.

La MENTIRA se escondió en el fondo de los océanos (bueno es mentira), en realidad se escondió detrás del arco iris, y...

La PASIÓN y el DESEO en el centro de los volcanes.

El OLVIDO.... se me olvido donde se escondió..., pero eso no es importante.

Cuando la LOCURA contaba 999.999,
El AMOR no había encontrado un sitio para esconderse, pues todo se encontraba ocupado; hasta que diviso un rosal enternecido y decidió esconderse entre sus flores.

— Un millón — contó la LOCURA y empezó a buscar.

La primera que encontró fue a la PEREZA solo a tres pasos de una piedra.

Después descubrió a la FE, la escuchó discutir con Dios en el cielo sobre teología.

A la PASIÓN y el DESEO los sintió en el vibrar de los volcanes.

En un descuido encontró a la ENVIDIA, y claro, pudo deducir enseguida donde estaba el TRIUNFO.

El EGOÍSMO no tuvo ni que buscarlo.
El solo salió disparado de su escondite que resultó ser un nido de avispas.

La LOCURA de tanto caminar tuvo sed y al acercarse al lago descubrió a la BELLEZA.

Con la DUDA resultó más fácil todavía, pues la encontró subida sobre una valla sin decidir aún sobre a que lado esconderse.

Así fue encontrando a todos:
El TALENTO entre la hierba fresca,
la ANGUSTIA en una oscura cueva,
la MENTIRA detrás del arco iris... y
hasta el OLVIDO....al que se le había olvidado que estaba jugando al escondite,...

Pero solo el AMOR no aparecía por ningún lado.

La LOCURA busco detrás de cada piedra, de cada árbol, bajo cada arroyo del planeta, y en la cima de las montañas y cuando estaba por darse por vencida divisó un rosal con sus rosas...., tomó un palo y empezó a mover sus ramas, cuando, de pronto, un doloroso grito se escuchó.

Las espinas habían herido los ojos del AMOR;

La LOCURA no sabía que hacer para disculparse, lloró, rogó, imploró, pidió perdón y hasta prometió ser su lazarillo.

Desde entonces; desde aquella primera vez que se jugó al escondite en la tierra:

EL AMOR ES CIEGO Y LA LOCURA SIEMPRE LO ACOMPAÑA.

Mario Benedetti (como no podría ser de otra manera).