miércoles, 31 de diciembre de 2014

Balance final de liquidación

Manda la tradición acabar el año mirando hacia atrás y haciendo balance del 2014. El año pasado me lo salté, y dije que ya valoraría el 2013 más adelante. Ahora en realidad pienso que no merece la pena mirar más hacia atrás, seguir hacia delante es lo mejor que puedo hacer, y es lo que he hecho estos doce meses pasados. Aunque es gracioso que, por razones exclusivamente burocráticas que me tienen un poco hasta el gorro, llevo varios días llevando arriba y abajo un "balance final de liquidación" que no son más que números que sustituyen ilusiones, trabajos, noches en vela y apretones de mano. No me gustaría que mi balance final de año se quedaran en meros números, porque han pasado tantas cosas buenas...

En realidad, comencé el año sin ninguna expectativa. Aturdida y algo espesita, no pensaba que la nueva situación fuera a traer nada nuevo, y sobre todo, nada bueno. Pero como suele suceder, cuando esperas mucho de algo/alguien las probabilidades de decepcionarte aumentan, y cuando no esperas nada de nada/nadie, hasta lo más pequeño puede sorprenderte. 

Ha sido un año de reencuentros con personas que espero ya no se vayan nunca más de mi lado. Pase lo que pase y aunque nuestras vidas tengan caminos distintos, espero que encontremos siempre ese ratito para conversar (físicamente o por Skype), para seguir sabiendo unos de otros, para estar siempre cuando el otro lo necesite, para reír y llorar juntos o para simplemente saber que estamos ahí. 

Ha sido un año de descubrimientos y conocimientos. De primeras veces. De primeras miradas. He conocido a gente que me ha empujado a la vida y me ha hecho vivir más de noche que de día, pero VIVIR con mayúsculas. Gente con quien hoy despido el año y saludo al año nuevo, porque ese momento no puede ser para nadie más que para ellos. 12 meses de momentos inolvidables, de conciertos que jamás olvidaré, de un cumpleaños gitano que ni soñado pudo ser mejor, de las sesiones de Reiki, de horas y horas de "akelarres whatsapperos" de la boda más especial de los últimos años, de un verano que tiene hasta banda sonora... 



Un verano de los que se te quedan grabados para siempre en la cabeza. Mi primera aventura en solitario, llena de momentos de añoranza, pero afianzando aquello que llevaba meses trabajando. La certeza de yo puedo hacer lo que no creía que era capaz, y que espero que continúe siendo así en el futuro. Un verano donde la playa ha sido mi lugar más habitual. Ya fuera en unas costas o en otras, tengo mi retina llena de amaneceres y atardeceres (vale, la cámara del móvil también) y esos momentos no hay forma de compartirlos porque ni la más bella fotografía puede compararse a la contemplación de la Naturaleza. Un verano fácil de recordar porque el color que cogió mi piel no lo tenía desde que era una enana, y que mi cuerpo aún se encarga de marcar. 



Pero sin duda ha sido el año, y no he escrito este post hasta hoy por no gafarlo a última hora y tener que tragarme mis palabras, en que no hemos tenido que despedirnos de nadie. Hemos conocido despedidas cercanas, y no por ello no han sido dolorosas, pero hacía años que, por unas cosas o por otras, no decíamos adiós al año siendo los mismos que lo comenzamos. Como 31 de diciembre tengo en mi recuerdo a personas especiales que ya no están. Tengo que dar mil gracias de no haber tenido que despedir a un compañero que ha pasado por un bache hace poquitos días. Pero en definitiva, en este año de falta de trabajo, de amor más bien poco repartido, y de dinero casi inexistente, de salud hemos andado bastante bien servidos. Y así, los males son menos males.

Aunque en realidad, los que despedimos este 2014 no somos los mismos que lo empezamos, porque hace poco más de un mes que compartimos espacio con la personita más querida de nuestra casa. Estrenamos este año con nuevos títulos de papá, abuelos y tíos, esperando unos Reyes Magos que vuelven a tener la magia especial que genera un pequeño en la casa. Siempre recordaremos este año como el que conocimos a Cristina. Poco más de un mes y es difícil imaginar la vida sin ella.





Sería injusto ponerle peros a este año con todo lo bueno que me ha dado. Podría pedirle muchas cosas al 2015 y hacer mil propósitos de año nuevo, pero corro el riesgo de volver a desilusionarme y a no cumplir nada. Así que me dejo llevar por lo que traigan los próximos 12 meses, y ya haremos balance cuando acabe.

Mientras tanto... me quedo con Lori Meyers.




...fin de partida y los descartes se me acaban,
difícil es si la baraja está marcada, 
pero tenía un comodín que me guardaba, 
hasta otra manga la partida está ganada. 
Que en mi vida no ha cambiado nunca nada, 
que cambio siempre solo bastos por espadas
es para enloquecer... 
-Castillo de naipes, "Cuando el destino nos alcance" (2010)- 


sábado, 20 de diciembre de 2014

La Niebla

Después de una noche más bien tirando a toledana, una mañana cargada de dar los últimos flecos a varios trabajos, una comida de Navidad en familia, visita a la peque y cena entre hermanos... estoy absolutamente reventada. Y lo que tenía pensado escribir en el día de hoy había tomado la decisión de aplazarlo a mañana o pasado. 

Pero volvía en el coche a casa, despacito, porque apenas se veía a 30 metros, cuando he comprendido que mi vida en estos últimos meses ha estado como la carretera... rodeada de una profunda niebla. Y claro, ya me pongo metafórica. Pero es más fácil entender lo que ocurre cuando utilizamos metáforas (aún recuerdo la del perro mayor y el cachorro que me contaba Carlos en terapia una y otra vez).

Me viene a la mente una película que ví hace unos años en el cine: La Niebla de Sthepen King. Y no entiendo como no llegué a la misma metáfora antes, recordando la película. Porque prácticamente mi vida actualmente se resume en vivir una realidad rodeada de niebla. Una cortina que encierra miedos, inseguridades, angustia y a veces algo de desesperación. Y ahora me pregunto si esa niebla no la habré creado yo misma, si no es una manera de quedarme encerrada en mi 'zona de confort' donde controlo lo que tengo más cerca de mi, y lo que hay un poco más allá se pierde porque no puedo controlarlo. 

Y cada vez estoy más segura de que tras la niebla no hay mas que más y mejor vida. Y cada día me siento más fuerte para conseguir superarlo, dar cuatro pasos adelante y descubrir lo que hay detrás de ese espesor. 

Y como siempre, Benedetti lo expresa mejor que nadie... 

Me cuesta como nunca
nombrar los árboles y las ventanas
y también el futuro y el dolor
el campanario está invisible y mudo
pero si se expresara 
sus tañidos
serían de un fantasma melancólico
la esquina pierde su ángulo filoso
nadie diría que la crueldad existe
la sangre mártir es apenas
una pálida mancha de rencor
cómo cambian las cosas
en la niebla
los voraces no son
más que pobres seguros de sí mismos
los sádicos son colmos de ironía
los soberbios son proas
de algún coraje ajeno
los humildes en cambio no se ven
pero yo sé quién es quién
detrás de ese telón de incertidumbre
sé dónde está el abismo
sé dónde no está dios
sé dónde está la muerte
sé dónde no estás tú
la niebla no es olvido
sino postergación anticipada
ojalá que la espera
no desgaste mis sueños

ojalá que la niebla
no llegue a mis pulmones
y que vos muchachita
emerjas de ella
como un lindo recuerdo
que se convierte en rostro
y yo sepa por fin
que dejas para siempre
la espesura de ese aire maldito
cuando tus ojos encuentren y celebren
mi bienvenida que no tiene pausas




martes, 16 de diciembre de 2014

Mañana será otro día

Hay días que sería mejor no levantarse de la cama. Ya me pasó uno este verano cuando amaneció mi fregadero por los suelos y todos los platos que había dejado en su interior rotos... era una clara señal de que no debía despertar y seguir añadiendo malas noticias al día. Pero esa vez era viernes, así que algo de alegría había en el ambiente, y por lo menos se arregló.

Pero esta vez no. Lunes, puñetero lunes. Un lunes donde tal como decía Murphy "todo lo que podía ir mal, fue mal".  Desde las mismas 8:00 de la mañana he ido sumando un revés tras otro. Y ahora, al final del día, solo puedo sentarme a escribir un poco antes de ir a dormir y volver a la cama de la que no debí salir esta mañana.

Hoy hace 75 años que se estrenó una de mis películas favoritas, "Lo que el viento se llevó", y hoy más que nunca me voy a dormir con la frase de Escarlata  O`Hara cuando las cosas no le podían ir peor: "después de todo... mañana será otro día". 

Porque esa es la actitud. Escarlata era una mujer orgullosa, arisca, testaruda y caprichosa. Muy como yo. Pero también era curranta, decidida, valiente, dulce, cariñosa y luchadora. Muy como yo. Y es que, aún cuando te quedas sola y sin saber qué va a ser de ti en el futuro, se tiene que tener la cabeza fría para pensar: ahora voy a ir a dormir, descansaré, y mañana que se prepare el mundo que allá voy y no va a poder conmigo.

Y en esas estamos. Mañana me sentiré más valorada, más querida, más afortunada.

Mañana será otro día. 




miércoles, 3 de diciembre de 2014

Un largo silencio

Muchas cosas han pasado desde que no escribo por aquí... más de cinco meses en los que he vivido tanto, y tan bueno, que no quería sacarlo de mí ni compartirlo con nadie, por miedo a que se fuera como se iba lo malo cuando lo vomitaba en forma de palabras en este humilde blog.

Pero en verdad, lo bueno tambien ha de ser compartido, aunque sea solo para ese alguien que se alegra de lo bueno que te ocurre, o para cerrar la boca de aquellos que desean solo leer tus males.

Asi que aquí estoy, dispuesta a seguir haciendo mis reflexiones en alto, despues de un largo silencio y apenas un año despues de abrir la primera página de este libro.


Suena muy a El Barrio... pero "he vuelto, se acabó este descansito"